sábado, 21 de marzo de 2009

Carta de Erika a su madre

“ Querida mamá. Le escribo recién ahora porque antes estuve muy ocupada. Como no alcanzamos a despedirnos usted no sabe lo artista que le ha salido su hija...Erika. Dejé la televisión para hacer teatro con una amiga. Una gira. Quién le dice que alguna vez no lleguemos al Chaco y la impresione con mi actuación de Adela, una muchacha que como yo es “artífice de su propio destino”. No vaya a pensar que esta chica que yo compongo es indecente, sólo que como yo está enamorada de un romano, Pepe el Romano, aunque el mío se llama Edmundo Coria y es reigualito a Cacho Castaña , ¿se acuerda de ese cantante del que usted me rompió casi todos mis casettes porque decía que era mujeriego? ¡Qué paliza me dio aquella vez mamá!
Sé que no está bien decírselo, pero ¿sabe? ,me gustó que me pegara. Para mí era el castigo justo por expresar mi deseo, fíjese, ¡a la final usted va a terminar pareciéndose a la Bernarda Alba de la obra que estoy haciendo!
Mamá, cuando nos volvamos a ver -no sé cuando porque la vida de una actríz es inescrutable- le voy a llevar un rosario de la virgen con escapulario incluído, diademas e incrustaciones de ópalo que me le obsequió Edmundo.
Y no me haga llorar mamá. Usted sabe que yo tengo que hacer mi camino y no como la Erminia con la que me confunde, que se quedó limpiando guaguas allá en el Chaco.
Ahora la dejo, porque me están llamando para actuar y al público mamá, no hay que hacerlo esperar.”

De cómo Victoria llegó a la vida de Erika

“Chik tu chik que quiere decir “mejilla a mejilla”, como muchas cosas que aprendí después, esto también se lo debo a Victoria. Ella era cultivada no como yo que me estaba cultivando, así con gerundio y todo ¿gerundio no parece el nombre de una flor amorfa? amorfa, esa sí que es otra linda palabra, como camelia, palangana, fruticultura, caléndula y cornucopia. Pero me estoy yendo por las ramas, las nubes de úbeda.
A Victoria la conocí un día que había salido a buscar a mi abuelo y la traje a casa, así alcoholizada, con esos anteojos negros tan bonitos que le daban un aire enigmático y desesperado. Parecía una actríz francesa, mezcla de la Fany Ardant con la Dietrich, la Garbo y la Azuzena...la chica que vende zapatos en la otra cuadra”.